martes, diciembre 07, 2004
Prom Queen Wannabe
De repente, como quien no quiere la cosa, Maru es licenciada. Y se compró un vestido verde manzana, que usará sin corpiño para mantener sus ideales y sus pezones en alto. Y festeja su graduación, casi como una prom night pero sin el acné ni el garche en el auto ni la orquídea en el pecho. Y volverá doblada a su casa, sin entender cómo es que el estómago clasifica bebidas por momento de ingestión, graduación alcohólica y color. Prometerá estudiarlo más adelante, pero se olvidará, así como también se olvidará uno de sus zapatos detrás del inodoro al que se abrazará con fruición, con arrobamiento, con vómito en puerta, con el rimel a la altura de su famoso lunar.
Y rezará por que no pasen la canción de Fito Páez, o la de los Enanitos Verdes, o cualquier cosa remotamente Río Estudiantil. De seguro se sentará un buen rato en la escalera a fumarse un par de puchos y tratar de digerir que no deberá levantarse a las seis de la mañana nunca más. Se sentirá feliz por eso, tendrá la boca inquieta, buscará satisfacción somewhere. Vendrá el ineludible momento de introspección profesional, repasará todo lo que no aprendió en cuatro años, se acomodará el pelo en una cola de caballo nada sexy y verá como los vestidos ochentosos bailan a su alrededor, al son de 99 Red Ballons.
Intentará repartir su atención entre 14 grupos de relación distintos, porque siempre fue una chica bastante dada. No lo logrará, y le será recriminado el miércoles, que es feriado pero es día laborable para las quejas amicales.
De seguro romperá su vestido, perderá la gasa que tapa sus hombros y será castigada por llevar su morral negro en vez de una carterita de onda. No le importará. Tendrá una buena noche.
Y el miércoles despertará con la boca pastosa e inflamada, los ojos hinchados y los pies a la miseria, preguntándose dónde dejó sus 21 años.
Tonight's song: Dancing Queen - ABBA. Best served with: una glamorosa bienvenida a la adultez, pero por la puerta trasera.
Y rezará por que no pasen la canción de Fito Páez, o la de los Enanitos Verdes, o cualquier cosa remotamente Río Estudiantil. De seguro se sentará un buen rato en la escalera a fumarse un par de puchos y tratar de digerir que no deberá levantarse a las seis de la mañana nunca más. Se sentirá feliz por eso, tendrá la boca inquieta, buscará satisfacción somewhere. Vendrá el ineludible momento de introspección profesional, repasará todo lo que no aprendió en cuatro años, se acomodará el pelo en una cola de caballo nada sexy y verá como los vestidos ochentosos bailan a su alrededor, al son de 99 Red Ballons.
Intentará repartir su atención entre 14 grupos de relación distintos, porque siempre fue una chica bastante dada. No lo logrará, y le será recriminado el miércoles, que es feriado pero es día laborable para las quejas amicales.
De seguro romperá su vestido, perderá la gasa que tapa sus hombros y será castigada por llevar su morral negro en vez de una carterita de onda. No le importará. Tendrá una buena noche.
Y el miércoles despertará con la boca pastosa e inflamada, los ojos hinchados y los pies a la miseria, preguntándose dónde dejó sus 21 años.
Tonight's song: Dancing Queen - ABBA. Best served with: una glamorosa bienvenida a la adultez, pero por la puerta trasera.