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jueves, septiembre 02, 2004

Vacuidad 

Hay sólo una cosa más triste que no saber contar algo, y eso es no tener nada que contar. Hoy me extirparon impunemente, sin ninguna anestesia, la conexión a Internet de la computadora de laburo. ¿Cómo se supone que voy a atravesar 8 horas de exhaustiva jornada sin un sneak peak al mundo, vía cable módem? Tendré que anexarme abrojísticamente a algún director de arte perdido, o instalarme en la computadora del archivo.

No sé usar el Flash, y creo que jamás aprenderé. Mi corto tendrá que esperar a mi próxima reencarnación.

Saqué unas fotos muy buenas en la facultad hoy (esa misma facultad que me prohibe fumar, I'm loosing it, I'm loosing it... there it went). Pero me duele el revelado. Mucho.

Ernestina y Federica (mis dos ovarios, por si no los conocían) decidieron tomar clases de tae-bo ininterrumpidas, hará cosa de dos días. Y tienen una stamina envidiable.

Me tengo que cortar el pelo y las uñas de las manos. Yo me pregunto, si ambas cosas siguen creciendo, ¿por qué no pasará lo mismo con mis modestas mamas? -ni que hablar de materia gris perdida-.

C'est tout, little ones. Sólo para que sepan que siempre, pero siempre, se puede escribir y no decir nada.

Tonight's song: Cocoon - Bjork. Best served with: silence and green tea, oh so cool.


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