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jueves, enero 01, 2004

Los balances son cosa de contadores 

A ver si se avivan, gilastrunes ensoperutanados. Preguntémosle a nuestra conciencia. Niñas, cuando cumplieron 15, sintieron que de repente eran más bonitas? Niños, cuando cumplieron 18, de repente se volvieron responsables? NO. Y por qué no? Porque la fecha no significa nada. El calendario, como todos saben, fue un invento maya que se adelantó a la esclavista jornada laboral argentina, la cual proclama feriados ridículos y todos encimados. Fuera de eso, me parece totalmente posible vivir en una nebulosa de ignorancia temporal.
Por lo tanto, desear Feliz año nuevo sería trillado, redundante, contradictorio y rematadamente estúpido. La vida mejora o empeora según las pilas que una le ponga, con cuánta soda una se la tome. No tiene, repito, NO TIENE NADA QUE VER con la fecha del año. Soy tan buena que quiero que les vaya bien los 365 (más la yapa inventadísima del bisiesto) días de este año que empieza mañana. Por ello, este post es sólo para recordarles que coman mucho, beban mucho, bailen mucho, disfruten mucho y sean muy felices. Todo así, inxs. El único exceso insalubre es el de conformismo, little ones.

Y con ese aforismo barato me despido, esperando que la próxima vez que escriban poco comprometidos posts de Año Nuevo lo piensen dos veces.


(De mail a post sin escalas. Lo que es la paja de Año Nuevo)

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