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sábado, diciembre 27, 2003

Ya volví 

Entre la primera mandarina que me comí (ya vieja, acetonosa, medio frizada, poco jugo y muchas semillas que no soporto morder) y la segunda (hopefully tendrá esa rara cualidad entre dulce y ácida que hará que la boca de mi estómago sonría ampliamente); paso a relatar, en breves pero contundentes pensamientos, lo que fue Árbol en el Teatro. Y para aquellos imberbes desconsiderados que me critican por ser musicalmente amplia, les digo "go fuck your uncles".

*El público tenía un alto porcentaje de féminas, que curiosamente no pasaban del metro cincuenta y los quince años. Me sentí en un recital de Ricky Martin, for a second. Encima, pobrecitas, tan feas que nadie las toca, se ve que se patean las hormonas y lo único que podían hacer era gritar y dar pequeños saltitos que en una persona normal serían de placer, pero en este caso daban ganas de ubicar el codo más filoso (en mi persona, el derecho) y tratar de desmayarlas con una toma digna de Kill Bill. Otra buena era enseñarles las maravillosas ventajas de la masturbación, pero no era el lugar.
*Nadie hace pogo decente. Sólo se contentan con ser una marea amorfa que va y viene, que pisa los pies de los demás y poco hacen para que todos vayamos a un solo ritmo.
*Yo se que vas a transpirar mucho, que es casi tan al pedo como depilarse en invierno, pero por favor, BAÑATE aunque sea un día antes del recital. Porque una cosa es sudar jabón y desodorante barato y otra muy distinta que el Teatro se convierta en el punto de reunión oficial de Porquerizas Unidas SRL.
*Coca Cola es la bebida oficial post recitales, según he podido comprobar. A toda la gente que hace mucho que no la pone, la Dra Marucuturu recomienda: recital, pogo, lluvia y Coca Cola de 1.5 litros helada=orgasmo seguro (si no te sale eructar, serán múltiples. Trust me, little ones)
*Invitaron a Miranda (sin opinión formada al respecto, salvo que suelo respetar poco a la gente que se delinea los ojos más que yo), al Mono de Kapanga (estaba demasiado lejos como para escupirle), y varias figuritas que deben ser poco importantes, ya que mi privilegiada mente no los recuerda. Tocaron 1:40 hs, más los teloneros (Guillermina, pseudobandita que lo único pasable que tiene es el cantante, a quien, pobre, le faltan cuatro dedos de la mano derecha. Con eso creo que les pinto el cuadro perfectamente). En la entrada regalaron botones con el logo de la banda y chupetines de azucar. Conocen perfectamente a su target, puberes alternitos con deficiencia de glucosa y alta tendencia al desmayo por bajo conteo de neuronas. Es raro, que banque a la banda y no a la gente que la sigue. Y no, no soy ni alterna ni púber. Esa etapa de mi vida la pasé siendo nerd y deportista, if you must know.

Disculpen, mandarina obliga, y no se va a pelar sola. Próximamente, fotos del botón (dios, las vacaciones me están haciendo mal).

7UP-DIET: La mandarina era todo eso y mucho más. I'm happy, in my grey Mickey Boxers (que han sabido ser usados por deliciosos clones) and my scruffy "I've been to San Clemente" t-shirt. Gracias por toda la magia, gracias Beth, gracias absolutas.

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