Después del brindis Dieguez me pasó a buscar con el tutú y fuimos en un raid cósmico por Las cañitas y aledaños, recogiendo beautiful people que nos acompañó en un viaje de ida a las entrañas del mundo electrónico, todo por diez módicos pesos en la pista iluminada de Big One.
De más está decir que no es mi ambiente, yo soy un pez abisal y estos antros están a dos metros por debajo del nivel del mar. De todas maneras, gracias a la inapreciable contribución de Nico que quiso a toda costa ponerme en pedo, terminé disfrutando la noche.

Lo que había:
*travestis en varios tamaños, colores y formas
*gatos a la caza de clientes, se ve que se les fue el presupuesto en regalitos navideños
*mambruces musculosos, perforados y bronceados, con sus correspondientes barbies alternativas, igualmente musculosas, perforadas y bronceadas. La androginia está de moda, debería dejar de depilarme.
*agua mineral. Se ve que los chicos son deportistas, se cuidan el cuerpo...

Lo que no había:
*aire fresco
*bebidas a precios razonables
*BUENA MÚSICA, no podés remixar a Nirvana, that's a gigantic, head-crushing NO-NO!

Lo destacable:
*el after hour en la costanera de Vte Lopez, papas fritas, galles, Cindor, amanecer (pleno sol, pa que te voy a mentir) y volver a casa a las nueve de la mañana...no tiene precio.
*por sobre todas las cosas, LA COMPAÑÍA. Una de mis mejores navidades, lejos. Muchas gracias, gente bonita.