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martes, octubre 07, 2003

Bitácora Sanmartiniana 

Volvíame yo de la facultad desde Retiro con el gran Tren San Martin, inigualable en servicio, calidad, atención, cumplimiento de horarios (CUAC, CUAC ENORME Y ENSORDECEDOR) y se me ocurrió agarrar el cuaderno y apuntar unas cuantas cosas que se me cruzaron por el marote ahogado en olor a pan frito boliviano:

1. El bebé de enfrente mío no llora, berrea. Si, berrea. De lo cual deducimos que la madre es...
2. Duda existencial: Si sube una madre con criatura a upa, hay que cederle el asiento, eso lo comprendo y respeto. Pero eso de andar subiendote a upa a tu hija de quince años, ni da. No te pienso ceder un corno, shit on your soul!
3. El ciego que vende en este tren tiene siempre unas gangas increíbles y cada vez que pasa por el vagón en el que viajo yo mínimo coloca tres sets de productos. Un gurú del marketing directo.


Y, cuando bajé del tren en el centro de Caseros, no pude evitar el pensar que mi idea puede ser provechosa para el mundo entero: SI VIAJAS, VIEJA, USA BALISA. Porque que te andes parando donde se te ocurre pensando que la lechuga está más barata en lo del Cholo... ni da.

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