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jueves, febrero 08, 2007

Postcard / 8 for $1 

Por la ventana del cuarto se ven todos los macizos edificios, se ve el río, la estatua infame, el Imperio de concreto y vigas, el Diario Neoyorquino, en inglés en el original. Se ven miles de ventanas, miles de luces en las calles y autopistas, los patrulleros to Protect and to serve en la esquina, las luces de Broadway y de Food Emporium.

Pero no se ve gente. No hay una señora cocinando en medio de una nube de vapor, o un chico mirando los dibujitos antes de cenar. Un soltero hojeando una revista Maxim, un abuelo languideciendo en un sillón ocre, un Homero siguiendo los highlights del Superbowl. Acá la gente es una ilusión, un espejismo, son figuras que aparecen para venderte un ticket al MOMA o para servirte un Hot Chocolate en vaso de plástico reciclado que poco tiene que ver con el que preparaba tu tía de enfrente.

La película entra en su apogeo cuando uno camina por la quinta avenida, llena de ejecutivas en botas hasta la rodilla y costosos abrigos de pieles y hombres de negocios con sobretodos y ojos azules, dolorosamente azules. Marchan con paso apurado, hablan en un inglés ajeno, extraño, como si vivieran en una serie de Sony.

Hace un rato de uno de los edificios salía una luz intermitente, como el flash de una cámara. Prefiero pensar que es una persona, un náufrago en esta isla gris, pidiendo ayuda, y que no es sólo una indicación para que los aviones dejen de estrellarse contra estas inocuas torres.

Toda la belleza contenida en los museos no alcanza para embellecer este invierno crudo, de fuentes congeladas y humo saliendo de las alcantarillas, de amigos de amigos que no son mis amigos y de comidas extrañas, picantes, con tanta pimienta y tan poco gusto a mío.

En la esquina de los tiempos hay pantallas del tamaño de departamentos para indigentes argentinos, con los mismos millones de colores que ofrecen los celulares última generación que todos usan. Son tan imponentes como insustanciales los mensajes que transmiten. Arcoiris y palabras simples, modelos retocadas en fotochot y campañas básicas para mentes básicas. Explíquenme cómo hacer una potencia de una caterva de mulas rubias, de obesos obsesos que mastican mi cabeza todos los días.

Las calles tienen números, la bolsa tiene números, Barnes y Noble no tiene las letras que busco, el subterráneo tiene 15 líneas y ninguna me deja cerca de la experiencia que todavía espero vivir.
Esta ciudad es muy linda, pero es ajena. Es nueva pero es sucia, es joven pero ya está gris, los grandes monumentos alaban momentos negros de la historia, el pozo de las torres gemelas es una atracción turística y en el subte los negros cantan gospel, y los chinos tocan arpas gigantes. Es pintoresco, sí, pero es soportable on a daily basis? No para esta servidora que creía que encontraría en un viaje a la manzana paposa un lugar de ensueño y maravillas por doquier, y que aún espera que esta cultura la sorprenda.

No sé, denme unos días más, me está por venir y eso influye en mi córnea de manera radical.

Tonight’s song: Under my skin – Frank Sinatra. Best served with: el East Village de noche, ahí puede ser que.

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