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lunes, enero 31, 2005

Here, there and everywhere 

De ese lado de Buenos Aires una chica takes a test on herself, con uno de esos mágicos bastoncitos para niñas grandes, que cambian de color al mero contacto con agua de vientre. Esos bastoncitos que son propiedad exclusiva, instantáneo alivio o desesperación absoluta de esas muchachitas impulsivas, entregadas al fragor de su cuerpo, de su piel de verdad, del calor entre sus piernas, de fluidos incontenibles que tienden a contenerse en un solo lugar.

Del otro lado de Buenos Aires, un señor que ya dejó de preocuparse por dónde tira sus fluidos encuentra un nuevo recipiente para su simiente, porque el anterior ya está viejo y ajado. No le importa demasiado que de esa Mamuschka hayan salido réplicas genéticas exactas, así como no podría importarle menos que la metáfora se vaya a la mierda y trate a sus niños como muñecos con cerebro de madera. Siempre es edificante meterse en la feria vintage de la vida a buscar nuevas ánforas usadas para sentirse vivo, no?

Acá, en el Oeste, está el agite y myself, con una extraordinaria sapiencia para arruinarme la vida y atraer quilombos como imanes; así como para descreer con fundamentos visibles, casi empíricos, de las instituciones que rigen a la sociedad.
Debería dejar de nadar contra la corriente y empezar terapia, el blog se asemeja a un psicólogo babeando listas de supermercado sobre su anotador y me canso de estar atrapada en un eterno monólogo con el éter.

La distancia no desvanece las sospechas, la cercanía no solidifica las certezas.

Tonight's song: Why should I care - Diana Krall. Best served with: reflexiones y ropa para lavar a mano, a la orden.

jueves, enero 27, 2005

Them 

Nacieron para desencontrarse.
Se encontraron para conocerse.
Se conocieron para sufrirse.
Se cogieron para desencantarse.
Se estancaron para desilusionarse.
Se gritaron para disminuirse.
Se pegaron para inculparse.
Se dejaron para liberarse.

Y se encontraron con otros, que nacieron para desencontrarse.

Le ponen el pecho a las balas, se arman un caparazón de tortuga Gody y se acurrucan dentro hasta que pase la balacera. Entonces, sacan la cabeza y con un cuchillo por lengua lanzan estocadas certeras que atraviesan corazones ególatras.
La cagada es que siempre odiaron el gusto metálico de la sangre.

Tonight's song: Shattered - The Cranberries. Best served with: reacciones adultas, maduras, inteligentes, tan mentirosas, tan dolorosas, tan asquerosas.


viernes, enero 21, 2005

A pedido 

De Miguel, que me instó a escribir algo sobre esto, quizás porque en algún lugar en su recóndita alma piensa que puedo llegar a decir algo interesante. Lamento decepcionarte, y lamento que para darte cuenta de lo que atentamente te advierto acá, tengas que leer el siguiente choclazo:


Aun me parece de mal gusto tocar este tema. Primero porque no creo que desde este humilde lugar electronicoso pueda hacer algo que cambie la situación. Segundo, porque no se sabe todo lo que pasa, pero se imagina. Tercero, porque es la misma cantinela de siempre, sólo que nos agarró con la defensas bajas y el espíritu navideño y susceptible en pleno crecimiento.

The way I see it, tres partes del mismo problema: básicas, simples, igual de descerebradas.

1. El público, la masa, the yellin' crowd. Si las versiones que circulan son ciertas, y aplicando una determinación pseudosalomónica, se lo merecen por pelotudos. Aún faltan un par de décadas para que la falla nutricional a nivel infantil que crece en grados alarmantes muestre su consecuencia más obvia: una generación entera de débiles mentales, como Forrests pero sin tanta suerte. Ya proliferan lo suficiente as to get a dance floor on fire and kill over 180 human beings. Entonces, descerebrados behind door Number 1! (no, don't get me started on the nursery/bathroom issue).

2. Ésos a los que se le paga por pensar y actuar coherentemente. Los empleados que nos gobiernan, que tienen la adorable tendencia de adjudicarse tanto atribuciones como dinero que no les corresponden. Los que cobran por el tremendo esfuerzo, similar al del trabajador portuario o el zafrero, de levantar una birome y presionarla contra una planilla de sueldos.
Ésos tienen reservado un 80% de la culpa, si es que echar culpas alguna vez remedió una tragedia. Podrían haberse dado una vuelta por los lugares que necesitan control, alguna vez, como hobby, en algún hueco entre el partido de tennis y las cenas en restaurantes glamorosos y seguramente entongados con sus mejores clientes. Ah, te olvidaste? Decidiste tomarte vacaciones? No importa, cuando vuelvas cerrá todos los locales potencialmente peligrosos 15 días para tratar de llevar a cabo lo que no hiciste en todo el año, María Julia Wannabe.

3. El que va a ir en cana porque es, además de semiculpable, el chivo expiatorio de medio país. El dueño del lugar. El que se entongó con los pertenecientes al segundo ítem, pero no tiene los contactos como para zafarla, porque primero se salvan el culo los números dos, después los tres y finalmente los unos. Que esta vez perdieron, mal.

Mucho me temo, y como varias veces se ha dicho, el argentino aprende por prueba y error. Como un nene chiquito. Hasta que no me quemo no dejo de joder con la cocina, hasta no electrocutarme seguiré metiendo el dedo en el enchufe, y si el perro me chumba es maravilloso, cada vez falta menos para que me muerda. Atalo con alambre, hasta que se rompa. Ahí, recién ahí, pensaremos en atarlo con algo más resistente. Oh, wait, y si no hay más que piolín de pizzería? Y bueh, a curtirse y seguir remando.

La gente armará revuelos, marchas reclamando justicia (me sorprende que pidan algo que ni siquieran saben qué es, jamás ha existido en esta Argentina en la que me toca estar), reclamará en los medios, algunos más permeables que otros, y se acallarán conforme otro suceso de similares características les robe protagonismo.

Y será, yet again, just a little bit of history repeating.

Mis respetos a los que perdieron seres queridos en Cromagnon, mis condolencias para todos nosotros.

Tonight's song: Requiem - Mozart. Best served with: silencio.

lunes, enero 17, 2005

Olla a presión 

Volver y empezar a levantar la térmica.

No sólo por el calor, cosa que sufro horriblemente. Aún en sueños, donde me cubro de supurantes llagas y la lengua me raspa espinosa contra el paladar y los labios se resquebrajan y el gusto metálico de la sangre refresca apenas esa sed incontrolable porque claro toda el agua se va inconteniblemente en mares y mares de transpiración salada que a la luz del sol pica aún mas y pegotea el pelo y la nariz sólo aspira vahos calientes de cemento, arena y hedor humano.

Hedor humano. El guarda del subte le aconseja al diariero del subte que se bañe a la noche, cuando llegue a la casa, "total ahora te vas a chivar todo igual".

El señor cuarentón y panzón y pajerón que viaja parado al lado mío es del mismo pensamiento, si es que la cabeza le da para pensar en más que en mirarme las tetas y tratar de apoyarse contra mi hombro, estando el pasillo vacío. La lengua rosada, violeta, de loro, de hiena, da vueltas por los labios y deja caer baba burbujeante que se confunde con ríos de sudor que bajan de su frente, mientras sus ojos de cochinillo tratan de auscultarme sin ningún disimulo.

Los bebés lloran, los nenes se quieren sentar, los viejos salen todos a la calle, la presión me baja, me baja, me baja y ya no tengo ganas de tratar bien a la gente. Vayanse todos a la reputísima madre que los parió, hormigas sin cabeza en un wok gigante a fuego vivo. Ejército sin general de ovejas molestas, berrean y berrean y se conforman y bajan la cabeza y salen a tomar fresco a la puerta y las piernas varicosas se les siguen hinchando porque por esas venas corre el conformismo. Doñas Rosas de mierda, viejos pajeros, pendejos caprichosos, el mal. El calor del mal.

(El verano me pega para el orto, perdonen. Soy un ser otoñal, me dijeron, y tienen tanta razón).

Tongight's song: Hace calor - Andrés Calamaro. Best served with: la segunda de enero en el palacio de hielo en Islandia, anyone?


miércoles, enero 05, 2005

Febrerista 

Es en las vacaciones cuando por un raro fenómeno pierdo más que nunca mi sentido de unicidad. Releyendo Demian y todo eso de que el universo vive en cada ser humano, que cada hombre es único e irrepetible, me dan ganas de decirle al little Herman boy que se de una vuelta por la costa en verano.

Hordas y hordas de niños hormonales quinceañeros pasean sin rumbo por las mismas seis cuadras céntricas, mirando los mismos negocios, coqueteando con los mismos tarjeteros, yendo a los mismos boliches a escuchar la misma música todos todos todos los días, todas las noches. Se tocan, se besan, se empedan, se encuentran, se pierden, se enamoran fugazmente y fugazmente se desenamoran.

Dos primas de catorce años se besan entre sí mientras mi hermano de la misma edad mira, y yo pienso a dónde carajos hemos ido a parar, si yo a esa edad jugaba con Barbies y fantaseaba con mi primer beso a la luz de la luna en un asalto, que Sergio K siempre tan bonito me dijera rojo en el semáforo.

Y todos vestimos iguales, las mismas polleras, mallas, ojotas. Que uso no como símbolo de status o pertenencia a alguna etnia en especial, sino porque es el único calzado aparte de las zapatillas que no me ampolla los pies. Pero el de la carpa de al lado no lo sabe, y asume. Como asumo yo, que veo a las chicas jugando al voley torpemente y pienso que deben ser bastante boludas para reírse así y revolearse arena.

Parte de la horda. Nunca estuve tan cansada de pertenecer. Me vacié de sorpresas. Enterré mi capacidad de asombro al lado del palo de la cancha. O me la olvidé colgando de la red, al lado de la remera que me saqué para que el sol me toque, el mismo que me pintó de rojo. Todo es tan chato, tan aburrido, tan falto de emoción. Y por primera vez siento que no tengo la capacidad de cambiarlo, porque sencillamente no tengo a quién sorprender, ni siquiera a mí misma.

Cómo ODIO el verano.

Tonight's song: Waiting - Green Day. Best served with: mind-numbing song que está sonando por cuarta vez consecutiva en este locutorio. Perfectamente acorde al momento, if u ask me.

domingo, enero 02, 2005

Año en blanco 

Fin de año pedorro, mal humor, qué es eso de querer implementar costumbres hipócritas, brindis y comida de invierno con treinta grados de calor, los mosquitos se enfiestan en tu espalda transpirada y los de al lado gritando entre mordiscos perrunos de costillas de asado lo maravilloso que fue el 2004.
In the meantime, casi 200 personas dejaban de respirar entre bocanadas agónicas y desesperadas, en la oscuridad, en el calor extremo, mejillas pegadas al piso y cuerpos pateados, pisoteados por los pocos diablos que pudieron salvarse.
Maravilloso 2004, sí.
In the meantime, 200.000 dejaron de respirar tragando agua enlodada, invasiva de todo espacio, todos los orificios, no hay hacia dónde correr.
Maravilloso 2004.
Humanidad y su puto ombligo egoísta.
No sé hasta qué punto el instinto de supervivencia hormigueril nos hizo más fuertes que cualquier otra especie. No sé hasta qué punto ese instinto no es un eufemismo de egoísmo, puro, pleno, hambriento y babeante. No es buscar lo bueno dentro de la mierda. Es no ver la mierda hasta que no te tapa la nariz.
Maravilloso 2004.

Tonight´s song: High and dry - Radiohead. Best served with: reflexión post año nuevo, que prolly será bastardeada por algunos, pero que me mantuvo ocupada la cabeza hasta ahora.

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